Mi amigo y mi maestro
23 agosto 2007 at 10:55 am 3 comentarios
El 19 de agosto no paré de pensar en él. Era un gaditano adorable, algo hiperactivo y trasnochador. Adicto al café como pocos, y habla una que sabe de adicción a este líquido, Pitu se pasaba horas y horas ayudando y aconsejando a la gente delante de su ordenador. No sé ni cuantas páginas tenía ni en cuantos foros colaboraba o moderaba, sólo sé que allí donde aparecía siempre lo hacía con una sonrisa enorme y mucho cariño.
Pasé muchas noches revisando código, cambiando trocitos de html y retocando foros y formularios. Muchas noches en las que el como buen maestro, me decía que tenía cosas mal, pero no me las corregía. Debía encontrar los errores yo. Solía desesperarme porque soy muy impaciente. Entonces el se reía y acababa ayudándome… Cuando me llamaba apenas le entendía pues tenía un acento cerradísimo pero siempre fue bueno y entrañable ya fuera por teléfono o por correo o por chat o por lo que fuera.
Como habréis deducido por el tono meláncolico, Pitu, ya no está conmigo cada noche revisando código. Se fue hace aproximadamente un año. Sin protestar, sin avisar. Nadie nos lo esperabamos y yo la que menos. Recuerdo que haría dos o tres días habíamos chateado y me había dicho que me tenía que poner las pilas con la web, que estaba llena de links rotos, que no podía ser tan dejada y que sabiendo podía ayudar a otros webmaster. Creo un foro con otros dos amigos y me invitó a sumarme para aportar nuestras experiencias y nuestro granito de arena entre nuestros sites. Me pareció todo un orgullo que me invitara a un foro tan cerrado y tan cercano. Hoy pienso que no fue por casualidad.
No me entendáis mal. No me considero fiel defensora de los astros, la alineación de los planetas, el destino y demás… y eso que estuve debatiendo horas y horas sobre esto con Antonio, pero sí creo que él sabía lo que hacía. Nos juntaba a los que le pedíamos ayuda para que nos ayudáramos entre nosotros. Sabía que e extrañaríamos y en vez de decirnos adiós, nos dejo el terreno preparado para que siguiéramos dando guerra con el código a otros. Gracias a ello, conocí a Juan Carlos, con el que también he pasado días y horas de infinita confianza y risas pegados al ordenador.
No sabéis cómo le extraño. Hasta hace unos meses no pude borrar sus teléfonos. Tengo sus cartas guardadas y todos los pv y emilios que me mandó. Sé que no ayuda. Tampoco lo necesito. Al principio me sentí impotente, cuasi culpable por no haberme dado cuenta de que necesitaba ayuda. Pero, ¿qué podía hacer yo? Tres días más tarde llegaba yo a Madrid, casualmente de Cambridge, como este año y otros amigos me comentaban lo ocurrido.
Como soy de comunicación audiovisual, no sé muy bien cómo explicar con palabras lo que sentí. Supongo que el plano sería una aguja de punto perforando un corazon de cristal de caramelo, que rompía en mil pedazos como solía yo cargarme el código con él riéndose al otro lado de la pantalla.
No sé porqué escribo esto. Espero que si existe el cielo, haya ordenadores y lo leas. Te echo mucho de menos. No podía seguir con comunik sin ti.
Un beso gordo Antonio. Aprendí muchísimo de ti.
Entry filed under: reflexiones personales.
3 comentarios Add your own
Deja una respuesta
Trackback this post | Subscribe to the comments via RSS Feed
1.
Dabo | 23 agosto 2007 a las 11:34 am
Comparto y suscribo al cien por cien tus palabras….
2.
aikun | 23 agosto 2007 a las 2:24 pm
gracias dabo! me encanto tb tu post sobre antonio. Mola el legado que ha dejado.
3. DaboBlog » Un abrazo Antonio, estés donde estés. Hoy hace un año que nos dejaste... | 23 agosto 2007 a las 5:22 pm
[…] otras reseñas de tus amigos-;) En Fentlinux | En Comunik […]