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«Una de cada tres jóvenes considera aceptable que su pareja la controle»
Y esta, es mi pataleta de hoy:
Leo en la prensa este titular y me quedo helada. «Una de cada tres jóvenes considera aceptable que su pareja la controle». Es un titular español que ha tenido bastante repercusión en distintos medios y cadenas televisivas. ¿Será que la pregunta, para extraer semejante titular, era algo confusa y la gente se lió al contestarla?
En el titular que cito es UNA de cada tres. En las televisiones es UNO de cada tres. No sé si quieren jugar con la guerra de sexos o no se ponen de acuerdo los medios con las conclusiones. Pero lo importante es que la juventud, sea del sexo que sea, hipotéticamente acepta el CONTROL de la pareja.
¿De verdad que nos parece normal? Una cosa es dar explicaciones sobre qué hará uno hoy, cuáles son nuestros planes por si podemos coincidir y tal. Un control muy distinto es que dejes de ver a amigos porque tu pareja lo determine o que elija tus planes y te lea los mensajes del móvil. Eso, jovenzuelos, no es AMOR.
Quizá me asuste por nada, pero, «La juventud acepta el control como forma de amor» sale como titular en los periódicos y medios pero no salta la alarma del todo. Otros titulares seguirán a esta noticia y la harán descender de la portada y de la actualidad.
Y digo la juventud, desde fuera, saliendo de ella, porque yo no quiero ser joven si eso es lo que hay que pensar. Que te limiten, te controlen, te elijan a tus amigos y te digan cómo hacer y donde estar y de quién puedes o no puedes recibir whatsapps.
Señores, me he debido hacer mayor. Siempre he querido ser libre.
Estar enamorado más de 6 meses es patológico, dice.
Vuelvo a la carga con una pataleta. Leo en Meneáme que un psiquiatra ha declarado que el enamoramiento no dura más de seis meses. O se convierte en patología. O sea que si pasado este tiempo sigues enamorado estás para encerrarte.
Aquí viene mi opinión. Lamento estar como una cabra pero siento que se equivoca, si tratamos el tema con rotundidad. Mientras era una niña y no conocía del amor, más que sus formas más sencillas ( amor fraternal, paterno-filial…etc) un profesor de filosofía del que ya he hablado en el blog, me describió lo que me pasaría en unos años.
Me habló del amor como la bajada del agua desde una alta montaña.
Al principio la lluvia cae fuerte y se precipita a gran velocidad, abriéndose paso por donde sea, resquebrajando rocas e incluso agrietándolas para conseguir bajar. Cae y discurre con una fuerza y una brusquedad sin igual.
A medida que baja por la montaña se va encontrando con nuevas fuentes de agua, a las que se une, creando una masa más compacta que discurre más lenta y de forma más regular, por un camino normalmente trazado con el paso de los años.
Por último el agua suele estancarse, en el sentido mejor de la palabra, en presas, lago, pozas o estanques o bien acaba bajando a la falda de la montaña con suavidad. Parece bordear cada trocito de tierra con mimo, surcando meandros y dibujando una estela. Se lleva con cariño la tierra dejando sedimentos redondeados.
Otra entrada de música y amor: propiedad de nadie
Si bien hacía un tiempo que no actualizaba el blog, no ha sido porque estuviera muy liada, sino porque francamente, me he dedicado a otras cosas. Debéis perdonarme los que cada noche buscáis en vuestras RSS o venís directamente en busca de nuevos artículos que leer. Hace poco mencionaba la importancia de la música en la vida de cualquier persona, pero especialmente en la mía, ya que por afición o trabajo suelo ponerle banda sonora a casi todo.
Recientemente me he sorprendido con Rosa, artista que salio de O.T, y que por ello lleva un lastre que no es justo. A veces los programas reality (o de telerrealidad) sirven para dar un empujón a cantantes de cuarta, pero también, hay ocasiones, en las que lo que nos descubren son voces preciosas dispuestas a absorber todo cuanto se les enseñe.
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