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A dónde sea, pero con música
La verdad, os tengo que confesar que no sé porqué hablo tan poco de música en el blog. Siempre estoy escuchando música, canturreando en el coche o en la calle o poniendo banda sonora a diferentes momentos de los que vivo. Siempre ando escuchando varios discos o pendiente de los que van a salir y, extrañamente, en el blog, pocas veces hablo de música.
Así que he pensado que ya soy mayor y voy a romper el tabú. xD
Os voy a confesar los dos últimos cds que no paro de escuchar y el que estoy deseando tener en mi poder. Se abren las apuestas, ¿quién cree que sabe por dónde van los tiros? Y no, esta vez no hablaré de Emilio Aragón, pero fue un crack.
El cáncer se lleva a Maurice Jarre
Si por nombre no os suena, ojalá os suenen muchas de sus obras porque para mí este hombrecillo canoso ha significado un hito muy importante en la Historia del Cine.
Si bien, en alguna otra ocasión hemos hablado de aspectos del cine de gran transcendencia, aunque para muchos oculta, como la iluminación o no saltarse el eje en el montaje, el tema de hoy es la música en el cine. Y no podemos hablar de música sin pensar en él.
La música en el cine sirve para enlazar escenas, para hacerlas más vibrantes, más conmovedoras, para suscitar tensión o pánico, para dar pistas en películas de suspense, para hacer visible a algún personaje que tuviese asociada una melodía, para mil aspectos. La música es importantísima. No es sólo una parte más de la banda sonora de una película. La mejor película queda desnuda sin una gran banda que la acompañe.
Y, como digo, no concibo hablar de la música sin citar a esta fantástica figura de la creación de las mejores bandas sonoras de películas tan conocidas como «Doctor Zhivago», «Lawrence de Arabia», «El hombre de Kiev», «El cóndor», «Gorilas en la niebla», «La noche de los generales» o «El día más largo», «Ghost», «El tambor de hojalata», «Pasaje a la India», «¿Arde París?»,»Soñé con África» «El coleccionista», «La caída de los dioses», «Único testigo«…
No me imagino la escena de Patrick Swaisze ni a Demi Moore interpretando la superfamosa escena del torno de arcilla y la gramola sin esa música, ni el baile en la cocina entre Harrison Ford y Kelly McGillis en único Téstigo. Son momentos que no se pueden separar.
Maurice Jarre -desde el otro lado de la pantalla- ha bordado y firmado con auténtica profesionalidad obras maestras de directores como John Frankenheimer, Alfred Hitchcock, John Huston, Luchino Visconti o Peter Weir.
No es coincidencia que cada vez que suene una música realmente hermosa o especialmente conmovedora este señor estuviera detrás de ella. Tenía un don. O yo lo creo así, y quizá por ello fue recientemente homenajeado en el Festival de Berlín, recibiendo un Oso de Oro por su trayectoria y nominado muchas veces, pero muchas a los Globos de Oro.
Año | Categoría | Película | Resultado |
---|---|---|---|
2000 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Sunshine | Candidato |
1995 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Un paseo por las nubes | Ganador |
1988 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Gorilas en la niebla | Ganador |
1986 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | La costa de los mosquitos | Candidato |
1985 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Único testigo | Candidato |
1984 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Pasaje a la India | Ganador |
1975 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | El hombre que pudo reinar | Candidato |
1972 | Globo de Oro a la mejor canción original | El juez de la horca | Candidato |
1966 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | ¿Arde París? | Candidato |
1965 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Doctor Zhivago | Ganador |
1962 | Globo de Oro a la mejor banda sonora | Lawrence de Arabia | Candidato |
Cuando cumplió 50 años de compositor en la profesión, y tras años viviendo en Estados Unidos, volvió a su tierra natal, y en el Auditorio de Lyon, interpretó muchas de sus mejores obras con sus familiares y amigos presentes.
En aquel momento el director del festival, Dieter Kosslick, dijo: «A menudo, los compositores de música para películas se quedan en la sombra de grandes directores y estrellas».
Ochenta y cuatro años de notas y acordes se lleva el cáncer, 140 participaciones en bandas sonoras, tres Oscar y ocho nominaciones… pero su música, íntima y super conmovedora nos queda; así como el trabajo de un hombre profundamente ligado con la Historia de las Grandes Bandas Sonoras.
pd. Como dato curioso decir, que si a alguien le encantan los anuncios de La Once, creo también el hizo su música.
Fuentes: imagen de Maurice Jerre ( AFP), BBC Mundo /Cultura y sociedad/, la wikipedia…
Aquellas míticas cintas de música
Hoy me ha entrado nostalgia de cosas de cuando era niña. Una de esas cosas eran las cintas de música.
Qué mágico era darle la vuelta a la cara A. Y lo de rebobinar con un boli para ahorrar pilas. Y la pericia que adquiríamos para salvar la cinta marrón cuando se enredaba…Aysssh que tontona me he puesto.
Qué divertido era estar escuchando una cinta que alguién había salvado con mucha maña y que lo que antes era Emilio Aragón a ti te parecía Lokillo. Se había dañado. Roto no, pero dañado sí. Bueno y si se rompía con un poco de celo podías, con suerte, perder sólo unos segundos.
Lo cool que era regalar a alguien una cinta con las canciones que más te gustaban para que se acordara de tí al escuchar el recopilatorio. Hoy me acordé de un amigo al escuchar -en la radio- tres canciones de una de esas cintas de cuando teníamos 15 ó 16 años.
Qué tontuna eran las pegatinas de la estrella, el coche, el corazón, la nota musical que te venían con la cinta. Y el caso es que siempre acabábamos poniéndolas por aquello de tunear la cinta y titulando la obra maestra como VARIOS. Esos son los auténticos inicios del Tunning actual 😉
Sólo quería hacerles un homenaje a todas esas cintas que hoy no suenan porque hay mp3 y Ipods.
Baila el chiki chiki
Ayer compraba una caja de donuts para llevar cuando un politono sobresaltó mi tierno e infantil karma. El chiki chiki sonaba en algún teléfono móvil no muy lejos de mi. Entre «perpleja y becerrísima» miré en todas direcciones buscando el origen de ese sonido que perturbaba mi paz interior. De pronto la chica que me atendía confesó que era su movil y no sólo eso, reconoció que le gustaba mucho y que ojalá ganara Eurovisión. Con dos pares.

Si es ud. de los que aún no sabe que ha supuesto este fenómeno en España, debe ser de los pocos seres sobre esta santa península que no ha disfrutado, llorado, lamentado o gozado con el fomoso politono de mi amiga la del Dunkin. No sólo ha sido una broma televisiva, no sólo ha sido una pesadilla para los antiguos seleccionadores de cantantes y canciones, ni tan siquiera ha sido un concursante más en el lamentable programas de «salvemos Eurovisión» de la 1. ¡Qué va!
Buenafuente no sabía lo que hacía, o quizás jamás pensó que fuera a tener la repercusión que ha tenido, o puede que sí. Presenta a un colaborador de su programas, un actor cómico, como candidato ficticio a un programa, que como todos sabemos, es nuestra cruz desde hace muchos años y que ya nadie toma como referente en Europa, ni siquiera nosotros lo tomamos en serio. Quizá como mofa a un concurso más amañado que las peleas de Pressing Catch, el público español quería demostrar el nulo interés por el tono serio y retrógrado de las antiguas selecciones.
Antes, por si no os acordáis, televisión española/La uno solía presentar a una serie de candidatos con unas canciones, se elegía el candidato y la canción que había sido compuesta por gente competente y profesional ( desde aquí un salud a Santiago Segura y a Pedro Guerra 😉 ). De este tipo de selecciones surgieron David Cibera, Raúl…

Después surgió el famoso programa de Operación Triunfo, con el que a aparte de triunfitos a espuertas, obtuvimos un séptimo puesto con Rosa y sus ecuaces (2002) y su «IUROSLIVINASELEBREISHON».

Y tras esto, un año más tarde, Beth (otra triunfito) y «Dime» una canción muy pegadiza en discotecas pero que tampoco nos dio el triunfo.

A partir de ahí, las cosas se nos fueron de las manos, surgieron Eurojuniors y programas como Eurovisión pero para niños en los que sus padres veían cumplidos sus sueños de ser artistas y protagonistas, gracias a unos hijos repolludos. Creo que con Eurojunior y un pequeño niño rubito que le dedicaba la canción a su madre, que le oiría desde el cielo, llegábamos a obtener un resultado bastante menos lamentable que con la versión de los mayores.
Pero como digo, desde entonces, la cosa se nos fue de madre. Y mucho por cierto. Aunque no sólo a los españoles; A toda Europa. Se perdía la intención de ganar con un buen aspirante, formado y con voz, y se optaba por el show más loco, original y espectacular. Bailarinas que se van quitando ropa en el escenario, supermujeres que aunque no canten bien hay que ver que ricas aparecen en la pantalla, hombres afeminados a más no poder, seres disfrazados de monos diabólicos, transexuales con alas de pájaro… en fin, se nos fue.
Tras esto, un sinfín de aberraciones, desgracias, infortunios y gente poco preparada, ha hecho que España no sólo no ganara sino que fuera el «hazmereir» de Europa. Pues bien, si lo pensáis la gente que ha votado al CHIKI CHIKI no ha hecho sino proseguir con esa tónica: «ya que se van a reir de nosotros, mandemos algo con lo que al menos, también nos riamos nosotros.»
Mi opinión es la siguiente: Chiki Chiki o Rodolfo Chikilicuatre ( desde aquí un beso a Rafella Carrá que casi no lo pronunció ni una sola vez bien en toda la gala) ta buiiiino, pero no son ni un cantante ni una canción dignas de presentarse a Eurovisión si lo entendemos como un concurso europeo serio en el que se juzga el talento, la voz, el ritmo y la profesionalidad del representante y del compositor. Sin embargo, y dado que Tve1 tuvo la maravillosa iniciativa de «desentenderse» del tema y dejar que el público votara vía Myspace, tuvo que acatar coherentemente la decisión de los miles de espectadores que votaban la mofa. Tras un bochornoso intento de «salvar Eurovisón» con una presentadora extranjera, a la que además no se le entendía nada, ni ella se enteraba de mucho, con una serie de jueces-jurado que cada cual pintaba menos, llegamos a la conclusión de que el concurso seguía siendo una
buena mierda cutrez y que queríamos reírnos, más que ganar.
Es lo que tiene que nadie se tome en serio Eurovisión, ni siquiera nosotros mismos: Mandamos a Rodolfo y a sus bailarinas (que son lo peor que han podido encontrar de acompañamiento) NO para que nos represente como país, sino para mofarnos de nosotros mismos y del concurso, que ya hace años, que sólo Francia toma en serio. Esperemos que Francia reciba los puntos suficientes para no sentirse insultada y que el resto de países que pasamos, olímpicamente, del acontecimiento nos riamos entre amigos con unas cervezas en el bar y bailemos el chiki chiki sin pudor ninguno.
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