Posts tagged ‘Respeto’
Un remanso de paz
En 2009 por el día del padre, mi hermana, mi padre y yo, decidimos hacer una excursión a las Lagunas de Ruidera. Y encima fui con mi perra, Duna, que disfrutó como una loca en los sitios en los que la soltamos sin problema. Yo había ido de niña, pero no las hubiera reconocido.
Las lagunas de Ruidera son unas 15 lagunas que están en Castilla La Mancha y que conforman un paisaje precioso y antes tranquilo.
Aquel día las ví muy masificadas, llenas de coches y tenderetes, un chiringuito ocupaba una gran esplanada que a su vez parecía estar cubierta como en un Tetris por una alfombra de coches. No sé si porque todos habíamos tenido la misma idea, por ser el día del padre o porque hacía muy buen día, ¡vete tú a saber! Pero aquello estaba lleno, llenito.
La religión: ¡vaya un temita!
Si de algo estuve segura es de que creí que jamás hablaría de política y religión en mi blog. Y como nada es seguro, hoy vuelvo a contradecirme.
Ya hablé en su día de alguien del mundo de la política (con minúscula porque si lo pongo con mayúscula insulto a los cinco gatos que se dedican honradamente) sudamericana. Alguien que hace que me hierva la sangre: Chavez.
Pocas veces más he hablado de política si no es para pedir un cambio. No para criticar. Hoy me toca hablar de religión. Vía menéame llego a este artículo. Y si no fuera por menéame hoy también hubiera hablado del tema porque pensaba escribir sobre las fiestas navideñas en lad familias no religiosas. Son igualmente respetables. Celebran tener vacaciones, se hacen regalos y demuestran lo que se quieren en tiempos más familiares que otros. Sin más. Sin maldad. No creen.
Mi educación es cristiana. Nací en España, en un país europeo, en el hemisferio Norte. Esto condicionó mi religión. Mi familia es cristiana y yo, por ello en parte, creo en Dios y en ciertas cosas de la Biblia y en alguna cosilla más. No creo en la Biblia como libro a seguir fielmente, ni para creerlo al pie de la letra y no creo en la Iglesía, si la entendemos como la cúpula de la religión y no como al conjunto de personas que creemos en la figura de Jesús.
Mis padre me llevaron a un colegio cristiano y de curas. Por aquel entonces hice mi primera confesión y comunión. Y años más tarde me confirmé no sin decir en casa que tenía mis dudas. Dudas que entiendo normales a esa edad y, ojo, a cualquier otra.
Para decidir si quería ser cristiana o no leí mucho y estudie mucho otras religiones. Según algunos sólo hay un dios verdadero. Pero si durante toda la historia los hombres han creído en muchas cosas, ¿por qué justo el de mis padres era el verdadero y no otro?
Leí sobre el Judaísmo, el Hinduísmo, el Taoísmo, el Budismo y los cristianos ortodoxos y anglicanos. Y francamente, también leí sobre cosas en los que otras personas creen y no son religión como tal. Los esquimales, los antiguos indios de América y esas cosas. Y llegué a varias conclusiones.
El otro día en el metro sentí su desprecio
Un chico del Este va dejando papelitos pidiendo ayuda para alimentar a su hijo pequeño. Dice no tener trabajo y no poder conseguir dinero de otra forma… Recorre todo el vagón dejándonos un papelito a cada uno y da tiempo para que la gente lo lea. Luego pasará recogiendo uno a uno, cuando a la gente le haya dado tiempo a conocer su historia.
Algunos removemos la calderilla de nuestros bolsillos para ver si podemos sacar algo que no sea cobre. Otra gente lo coge o lo deja en la silla más cercana para que lo vuelva a coger, porque no pueden o no quieren darle dinero…
Pero un señor tuvo el desprecio más grande que yo he visto. Aún sigo marcada.
El chico del Este dejó su papel sobre la pierna del señor sin apenas rozarlo y el señor puso una cara de asco extrema, haciendo un gesto claramente ofensivo, movió su pierna para tirar el papel al suelo y miró al chico con el mayor desagrado que yo he visto jamás. El chico pobre, tan mal se sentió, que recogió del suelo su papelito y siguió su camino. Mientras estaba agachado el pobre, el hombre malhumorado farfulló algo.
Yo me sentí ofendida por el chico. Miré al señor con el mismo asco con el que él había tratado al pobre y dejé bien claro que me cambiaba de sitio por lo que acababa de ver. Estuve a punto de decirle:
«No sé quién me merece más pena, si él por no tener dinero, o usted porque jamás conseguirá la categoría ese pobre hombre»
A veces el mundo me da pena y la gente, en concreto este tipo de gente ASCO.
Imagen @ http://www.todo-mascotas.com/
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